No es fácil encontrar las palabras adecuadas que transmitan la emoción que compartimos en este momento de nuestras vidas en que damos un salto definitivo hacia el futuro, contentos de saber algo más sobre quiénes somos, sobre qué vamos a hacer y qué tenemos que ofrecerle al mundo en qué vivimos. Por razones de la pandemia Covid 19, las clases dejaron de ser presenciales para ser recibidas de forma virtual, en línea. Al principio nos sentimos preocupados, pero fuimos capaces de transformar las debilidades en fortalezas y las amenazas en oportunidades. La intercomunicación fue sistemática y tuvimos la agradable experiencia de convertirnos en constantes investigadores. Aprendimos de cada religión, pero más importante fue aprender que lo divino está identificado con la palabra amor y, por esa razón, queremos transmitir alegría donde quiera que estemos y ser arquitectos para que este mundo sea cada vez mejor.
No creemos que haya llegado el momento de despedirse, de decir adiós a la vida universitaria, ha llegado el momento de empezar una nueva etapa, mirar hacia adelante, sin olvidar la experiencia del pasado e incorporarnos a cursar los estudios correspondientes a la Maestría en Ciencias de las Religiones próximamente. Quiero también darles las gracias a nuestros padres, a nuestras familias, a todos los que están a nuestro lado; y en este momento tan significativo, en nombre de todos los graduados, quiero darle las gracias al claustro de profesores que nos guiaron con preocupación y dedicación.